Por: Juli Simiele
El 2 de octubre se estrenó en Netflix Emily in París, una producción del creador de Sex and the City que tiene como protagonista a Lily Collins y que en menos de 24 horas se posicionó en el top ten de Argentina consiguiendo criticas de las más variadas. Así como lees, los que la vieron la amaron o la odiaron sin punto medio, es que para muchos los diez capítulos con segunda temporada en camino fueron más que un éxito y para otros una burla a los franceses y encima poco creíble.
Si todavía no la viste, primero lo primero… La serie se desarrolla en París, la capital indiscutida del amor y una de las cosmopolitas más fashionistas, y sigue la historia de una joven estadounidense que llega a Francia para trabajar y aportar nuevas ideas en una empresa de marketing. Y como haciéndole honor a la locación, los días de Emily Cooper tienen todos esos condimentos que tampoco pueden faltarle a una típica novela de Darren Star: romance y outfits que marcan tendencia.
Spots 100% parisinos
Durante toda la tira París se lleva un buen número de suspiros, es que las
panorámicas y las tomas aéreas que se muestran desde casi el principio de la producción no hacen más que reafirmar el encanto indiscutido de la ciudad de las luces. Emily in París es un gran guiño turístico filmado íntegramente en Francia y sin uso de decorados, que sorprende y enamora a los espectadores con los spots más típicos.
Un recorrido por las locaciones emblemáticas que eligieron va desde la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la Opera Garnier y el Puente Alexandre III hasta La Maison Rose en el barrio Montmartre, el Jardín del Palais-Royal y el restaurante del diseñador americano Ralph Lauren.
CooperLooks
Los outfit de Emily estuvieron a cargo de la estilista de vestuario Patricia Field y son un verdadero homenaje al mundo de la moda. Cada uno de los looks marca un choque cultural y de estilo entre Estados Unidos y Europa (muchas estampas y accesorios vs el sofisticado total black) así como tendencia a la hora de renovar el placard.
Inspirados en Audrey Hepburn en Funny Face y en Carrie Bradshaw de Sex and the City, los estilismos de Cooper son todo un lujo francés. Las marcas más fashionistas y consolidadas como Chanel, Dior, Kenzo y Louboutin tienen lugar en cada uno de los vestuarios que sin dudas se convirtieron en íconos de estilo.
Para algunos la novela fue algo así como una forma de escaparse y de divertirse durante una pandemia, pero para otros los clichés sobre la cultura francesa y la superficialidad del personaje principal fueron motivo suficiente como para cancelarla.
Desde el medio francés Premier señalaron que “en la serie aprendemos que los franceses son todos malos, vagos que nunca llegan a la oficina antes de que termine la mañana […] sexistas, retrógrados y que, por supuesto, tienen una relación cuestionable con la ducha”. Los espectadores también destacaron que París no es solo moda, romance y croissants.
Si todavía no viste la producción que a 20 días de su estreno sigue siendo un éxito y generó tanto halagos como polémicas, bon voyage à Paris y sacá tus propias conclusiones.
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